Notas de Homenaje
Cultura y Espectáculos | UN AUTOR RESCATADO DEL OLVIDO
Orlando Calgaro, poesía esencial de un paceño que cantó a Entre Ríos
Poesía y amistad. Las palabras son convocadas por Guillermo Ibáñez para evocar el vínculo que lo ligó a Orlando Calgaro, un paceño que supo hacer de los versos y los encuentros en torno a la palabra una celebración.
Calgaro nació en La Paz, pero luego de finalizar sus estudios secundarios se radicó en Rosario. Allí se recibió de abogado y conoció la política, la militancia. Y allí también potenció lo que fue un eje central en su vida: la literatura. Con persistencia ejemplar, este entrerriano que nunca se fue del pago –al que reflejó en su producción poética en paisajes, hechos y personajes- además de escribir, se dedicó a difundir y editar la obra de autores desconocidos, de valía. Lo hizo a través de una revista, La Ventana, y de una editorial.
Calgaro fue abogado, militante, docente universitario y llegó a ser juez en Rosario, donde falleció en 1986. Publicó Punto de partida; Los métodos; Además el río; La vida en general y El país de los arroyos.
Recientemente su obra fue rescatada del olvido en Diálogos azules, una publicación realizada por Cabayú Cuatiá Cooperativa Cultural en la que se incluyen poemas de sus libros y también textos en los que quienes lo conocieron reflexionan sobre la poesía que escribió y su vida.
“A fines de los 60, primeros 70, nos conocimos con Orlando por la actividad profesional. El era abogado, terminó siendo juez muchos años después. Nos cruzamos en pasillos de tribunales y además del conocimiento en materia laboral, inmediatamente hablamos de poesía. Me preguntó si escribía, porque había visto un texto mío que se había publicado”, evoca Ibañez, quien el viernes, en la Biblioteca Provincial, recordó al poeta entrerriano en un nuevo aniversario de su nacimiento.
“Enseguida nos hicimos hermanos-amigos. El tenía en ese entonces una editorial revista que se llamaba La Ventana y yo editaba Runa, una publicación con objetivos similares”.
Pasión por la literatura, amigos comunes y viajes a congresos fueron actividades compartidas, además de la edición de libros y revistas.
“Generamos una profunda y muy linda amistad”, sintetizó el docente a EL DIARIO. Siempre con la poesía y la escritura como eje de ese vínculo.
APORTES. “Siempre digo que Orlando tuvo la calidez y un cierto aire de niño, que conservaba de su tierra natal. Él nunca fue un citadino. Recuerdo que siempre iba al estudio que tenía en pleno centro de Rosario, en el subsuelo de Corrientes 811, pero nos rajábamos enseguida a Fisherton, donde tenía su casa: Ahí sí hablábamos de poesía en reuniones sin tiempo en las que surgía su conocimiento, casi su erudición sobre distintos temas”.
Y al reconocer los aportes que Calgaro efectuó a través de su trabajo silencioso, con bajo perfil, Ibáñez resalta que la editorial del paceño publicaba –además de la revista-, poesía, ensayo y textos sobre política. “Por la militancia nuestra en el justicialismo, aunque veníamos desde distintas corrientes en su momento, teníamos una fuerte vocación por los forjistas. Así que además de estudiar el pensamiento nacional en general, se publicaban textos sobre Scalabrini Ortiz, sobre Jauretche. Fundamos un Ateneo que se llama Arturo Jauretche”, subraya el poeta para quien de esos años quedó como saldo “una experiencia muy rica, de muchos matices”.
Ibáñez rescata además otra faceta de la tarea editorial. “Por aquellos años llegaba gente que no podía editar de otra manera y que las grandes firmas rechazaban, autores que no tenía acceso a los grandes sellos. Nosotros no éramos editoriales comerciales, sino independientes. Así que se cobraba algo, se juntaba plata entre nosotros y se publicaba el libro de alguien que no podía”. Es allí donde regresan las palabras clave: poesía y amistad.
“Creo que Orlando es un poeta que representa a un grupo de autores que nunca estuvo dentro del circuito comercial. Un grupo que siempre prefirió, antes de buscar un premio o participar en un concurso, reunir los fondos entre nosotros para publicar cosas a aquellos que creíamos que lo necesitaban y que no tenían medios para hacerlo”.
“Creo que el gran aporte de Orlando fue esa magnanimidad, su insistencia en reunir recursos y poner de su bolsillo para editar a poetas y autores que de otro modo no habrían podido hacerlo”, remarca el docente. Y acota: “Esto que parece una nimiedad, hecho con continuidad durante 30 o 40 años se convierte en un gran aporte para la cultura no comercial de una ciudad, de un país, de una región”.
RECUERDOS IMBORRABLES. “Fundamentalmente, creo que Orlando nunca dejó de ser entrerriano. Siempre, aún en lo cotidiano, trasuntaba en su carácter, en su modo de ser, algo del paisaje, de esta tierra: era un tipo calmo, sereno, juicioso, apacible; leal. Él nunca abandonó esa estirpe ligada a La Paz y a Entre Ríos”.
En su poesía siempre aparece el paisaje (el título de uno de sus libros es El país de los arroyos). Más allá del aspecto lírico de su poesía, también estuvo ensamblada con la cuestión de los caudillos, sobre todo de Ramírez.
Pero también está “un replegarse en lo pequeño, en lo sencillo, y eso, esa vuelta a lo esencial es tal vez un hilo conductor para leer a este poeta. No le hizo falta nunca –quizá por ser nacido en una provincia, en el país interior- el palabrerío engolado de las `intelligentzias´ de ningún tipo. Su palabra poética es la palabra primordial”.
Calgaro fue un autor periférico sin proponérselo. Es que mantenerse al margen del circuito comercial “da esa libertad de hacer lo que uno realmente desea, a la vez pudo ejercer una profesión para ganarse la vida económicamente. Pero el espíritu lo entregó a la poesía.
La muestra
La muestra denominada Homenaje a Orlando Calgaro está habilitada en la Biblioteca Provincial de Entre Ríos y se basa en libros del escritor nacido el 25 de agosto de 1939 en La Paz, así como también en material periodístico sobre su trabajo literario.
Los textos expuestos, El País de los arroyos (1979); La vida en general (1974); Los métodos (1979); y Diálogos Azules (recopilación, 2012), son acompañados de sus correspondientes fichas explicativas. Se podrá visitar la muestra en la sede de la biblioteca hasta el 7 de septiembre de lunes a viernes de 7.30 a 12.30. El acceso es libre y gratuito.
La muestra de libros forma parte del ciclo de homenaje Nuestros Escritores, impulsado por el Ministerio de Cultura y Comunicación a través de la Biblioteca Provincial y que propone la exposición de libros vinculados a escritores entrerrianos, además de material literario y videos a través de la web.
Calgaro nació en La Paz, pero luego de finalizar sus estudios secundarios se radicó en Rosario. Allí se recibió de abogado y conoció la política, la militancia. Y allí también potenció lo que fue un eje central en su vida: la literatura. Con persistencia ejemplar, este entrerriano que nunca se fue del pago –al que reflejó en su producción poética en paisajes, hechos y personajes- además de escribir, se dedicó a difundir y editar la obra de autores desconocidos, de valía. Lo hizo a través de una revista, La Ventana, y de una editorial.
Calgaro fue abogado, militante, docente universitario y llegó a ser juez en Rosario, donde falleció en 1986. Publicó Punto de partida; Los métodos; Además el río; La vida en general y El país de los arroyos.
Recientemente su obra fue rescatada del olvido en Diálogos azules, una publicación realizada por Cabayú Cuatiá Cooperativa Cultural en la que se incluyen poemas de sus libros y también textos en los que quienes lo conocieron reflexionan sobre la poesía que escribió y su vida.
“A fines de los 60, primeros 70, nos conocimos con Orlando por la actividad profesional. El era abogado, terminó siendo juez muchos años después. Nos cruzamos en pasillos de tribunales y además del conocimiento en materia laboral, inmediatamente hablamos de poesía. Me preguntó si escribía, porque había visto un texto mío que se había publicado”, evoca Ibañez, quien el viernes, en la Biblioteca Provincial, recordó al poeta entrerriano en un nuevo aniversario de su nacimiento.
“Enseguida nos hicimos hermanos-amigos. El tenía en ese entonces una editorial revista que se llamaba La Ventana y yo editaba Runa, una publicación con objetivos similares”.
Pasión por la literatura, amigos comunes y viajes a congresos fueron actividades compartidas, además de la edición de libros y revistas.
“Generamos una profunda y muy linda amistad”, sintetizó el docente a EL DIARIO. Siempre con la poesía y la escritura como eje de ese vínculo.
APORTES. “Siempre digo que Orlando tuvo la calidez y un cierto aire de niño, que conservaba de su tierra natal. Él nunca fue un citadino. Recuerdo que siempre iba al estudio que tenía en pleno centro de Rosario, en el subsuelo de Corrientes 811, pero nos rajábamos enseguida a Fisherton, donde tenía su casa: Ahí sí hablábamos de poesía en reuniones sin tiempo en las que surgía su conocimiento, casi su erudición sobre distintos temas”.
Y al reconocer los aportes que Calgaro efectuó a través de su trabajo silencioso, con bajo perfil, Ibáñez resalta que la editorial del paceño publicaba –además de la revista-, poesía, ensayo y textos sobre política. “Por la militancia nuestra en el justicialismo, aunque veníamos desde distintas corrientes en su momento, teníamos una fuerte vocación por los forjistas. Así que además de estudiar el pensamiento nacional en general, se publicaban textos sobre Scalabrini Ortiz, sobre Jauretche. Fundamos un Ateneo que se llama Arturo Jauretche”, subraya el poeta para quien de esos años quedó como saldo “una experiencia muy rica, de muchos matices”.
Ibáñez rescata además otra faceta de la tarea editorial. “Por aquellos años llegaba gente que no podía editar de otra manera y que las grandes firmas rechazaban, autores que no tenía acceso a los grandes sellos. Nosotros no éramos editoriales comerciales, sino independientes. Así que se cobraba algo, se juntaba plata entre nosotros y se publicaba el libro de alguien que no podía”. Es allí donde regresan las palabras clave: poesía y amistad.
“Creo que Orlando es un poeta que representa a un grupo de autores que nunca estuvo dentro del circuito comercial. Un grupo que siempre prefirió, antes de buscar un premio o participar en un concurso, reunir los fondos entre nosotros para publicar cosas a aquellos que creíamos que lo necesitaban y que no tenían medios para hacerlo”.
“Creo que el gran aporte de Orlando fue esa magnanimidad, su insistencia en reunir recursos y poner de su bolsillo para editar a poetas y autores que de otro modo no habrían podido hacerlo”, remarca el docente. Y acota: “Esto que parece una nimiedad, hecho con continuidad durante 30 o 40 años se convierte en un gran aporte para la cultura no comercial de una ciudad, de un país, de una región”.
RECUERDOS IMBORRABLES. “Fundamentalmente, creo que Orlando nunca dejó de ser entrerriano. Siempre, aún en lo cotidiano, trasuntaba en su carácter, en su modo de ser, algo del paisaje, de esta tierra: era un tipo calmo, sereno, juicioso, apacible; leal. Él nunca abandonó esa estirpe ligada a La Paz y a Entre Ríos”.
En su poesía siempre aparece el paisaje (el título de uno de sus libros es El país de los arroyos). Más allá del aspecto lírico de su poesía, también estuvo ensamblada con la cuestión de los caudillos, sobre todo de Ramírez.
Pero también está “un replegarse en lo pequeño, en lo sencillo, y eso, esa vuelta a lo esencial es tal vez un hilo conductor para leer a este poeta. No le hizo falta nunca –quizá por ser nacido en una provincia, en el país interior- el palabrerío engolado de las `intelligentzias´ de ningún tipo. Su palabra poética es la palabra primordial”.
Calgaro fue un autor periférico sin proponérselo. Es que mantenerse al margen del circuito comercial “da esa libertad de hacer lo que uno realmente desea, a la vez pudo ejercer una profesión para ganarse la vida económicamente. Pero el espíritu lo entregó a la poesía.
La muestra
La muestra denominada Homenaje a Orlando Calgaro está habilitada en la Biblioteca Provincial de Entre Ríos y se basa en libros del escritor nacido el 25 de agosto de 1939 en La Paz, así como también en material periodístico sobre su trabajo literario.
Los textos expuestos, El País de los arroyos (1979); La vida en general (1974); Los métodos (1979); y Diálogos Azules (recopilación, 2012), son acompañados de sus correspondientes fichas explicativas. Se podrá visitar la muestra en la sede de la biblioteca hasta el 7 de septiembre de lunes a viernes de 7.30 a 12.30. El acceso es libre y gratuito.
La muestra de libros forma parte del ciclo de homenaje Nuestros Escritores, impulsado por el Ministerio de Cultura y Comunicación a través de la Biblioteca Provincial y que propone la exposición de libros vinculados a escritores entrerrianos, además de material literario y videos a través de la web.
LINK: http://www.eldiario.com.ar/diario/cultura-y-espectaculos/nota.php?id=56058