Hernán Darío Carro
Mujer
Somos caricias que en la piel se bordan
cuando junto a las sombras
tus deseos me nombran
y nos conocemos con premura durante la penumbra
que siembra la luna que nos alumbra
hasta el amanecer.
Navego en las entrañas de tu ser
para volver a nacer
entre tus piernas, mujer.
Quisiera
Quisiera amarnos durante el resplandor que nos da la luna
y recorrer tu cuerpo con mis versos
hasta que nos descubra el alba
Quisiera desnudarte el alma
y acariciar tus besos con mi boca
hasta que tu piel susurre mi nombre.
Quisiera habitar en el jardín de tus pensamientos
sembrar dudas y certezas
aprendernos, comprendernos.
Quisiera ser tu viva esperanza
tu deseo, tu consuelo,
porque en vos todo es nuevo y eterno
como la primavera.
Encuentro todas las respuestas en tu vientre
cuando la tarde se aquieta
y mis manos mansas recorren tu cuerpo
mientras cae la aurora
El eco de tu voz me nombra entre sombras
cuando mis deseos queman en tu piel
y bebo el fuego de nuestra pasión
mientras la luna nos refleja desnudos
las aves en el cielo gritan nuestros nombres,
el viento de la noche canta en el río
y te acaricio con versos que tejen mis labios
hasta que regrese el alba.
Recordándote recorriendote
Recordándote recorriéndote toda
cuando tu olvido no existía
y la madrugada nos envolvía
para que no nos tocase la melancolía.
Recorriéndote toda te recuerdo ahora que tu reflejo se asoma en el ocaso
y siento tus deseos en mi piel cuando vuelvo a crearte en sombras que teje mi memoria.
...y me surges aquí en cada rayo de sol que me nutre...
...y me urges aquí en cada verso que respiro...
...en cada silencio que te nombra.
Hernán Darío Carro.